

ENTREVISTAS
ENTREVISTA AL MÚSICO JAVIER MOKDAD
Por Sandra Citarella y Sandra Salinas
ENTREVISTA AL TALENTOSO ARGENTINO DE ASCENDENCIA LIBANESA, JAVIER MOKDAD, MÚSICO Y PERCUSIONISTA
Baalbek y Beirut, dos grandes ciudades, cunas de sus antepasados, siendo el dialecto libanés el idioma en la casa de sus abuelos, donde él se crió. Una herencia rica en vivencias paisanas. Sus abuelos, ambos libaneses, se conocieron en Argentina. Él era matarife y si bien su abuela ya tenía "arreglado" con quién casarse dejó todo por el amor de quien fue su marido hasta su muerte. Su abuelo fue vendedor de ropa ambulante hasta que pudo poner su negocio en el centro del Partido de San Martín, que aún tiene sus puertas abiertas, con éxito.
En cuanto a sus comienzos musicales, el interés se despertó muy temprano, ya a los 4 años, cuando su tío Eduardo le regaló un “derbake” y le enseñó como jugando... Luego a los 14 años armó él mismo un bongó con dos latas de galletitas, ¡claramente siempre presente la percusión!, y el alma de la música libanesa fue su vocación. Los profesores de ritmo y percusión no son muchos en Argentina y los que hay son eminencias codiciadas. Javier tuvo el honor de ser discípulo de todos ellos y, como el ritmo del redoble es parte fundamental y necesaria en toda clase de música, él pudo acercarse con sus conocimientos y acompañar a exitosas bandas y cantantes de diversos compases, desde muy joven. Esta formación superior de Javier fue crucial y la posibilidad única de incluir un instrumento tan paisano en ritmos tan diferentes hace de este músico todo un innovador.
Sus viajes a Cuba, España y Portugal lo acercaron al flamenco y al movimiento latino donde también la percusión es ese aditamento que nos mueve a bailar...
La lista de sus intervenciones musicales es inmensa. Tocó en una banda telonera en un recital de los Cadillacs y su acompañamiento instrumental suma nombres como Charly García, los Pimpinela, la Portuaria, Cecilia Milone, los illya kuryaki, el flaco Spinetta, el gran Diego Torres, el mexicano Cristian Castro, el talentoso Andrés Calamaro y el Paz Martínez. Si bien estas estrellas de la música argentina e internacional tocan ritmos muy variados, el aporte de Javier siempre tiene su toque sanguíneo. Supo armar su banda, que si bien tiene raíces árabes, incluyó todo lo que a él le
gusta, como la electrónica, el funk y la música afrocubana. En tal sentido se reunió con un músico marroquí, un cubano y un argentino.
Contento de disfrutar de las giras, para conocer lugares, gente ¡y tocar! La cantidad de trabajo no importaba, horas probando sonido, parecía sacrificado, pero más que una profesión es una vocación. Orgulloso de haber sido incluido en la banda de Diego Torres para tocar frente a millones de personas para el Papa Juan Pablo Segundo, la canción “color
esperanza”, también de haber participado en eventos multitudinarios en estadios como River, Vélez y en Casas de Toros, tanto en México como en Madrid... pero confiesa que al tocar en un bar con poca gente cerquita, la adrenalina es mayor, porque sentís vibrar a los espectadores y eso no tiene precio. Sus deseos de pisar y cantar en el Líbano son lo máximo y aún lo tiene pendiente.
Padre de una joven de 17 años, se reconoce parte del el barrio de San Martín donde nació y también es amante de la comida árabe, de la cual está empezando a reconocerse como un buen cocinero. El derbake es uno de los instrumentos de percusión que toca y lo incluye en todos los ritmos, dándole a cada una de las melodías un condimento, que permite difundir y propagar parte de “la sal libanesa”.
